IKEA que nació en el año 1943 es sinónimo de inmediatez, de practicidad, de consumo rápido. En sus 70 años de existencia cada años y con una puntualidad característica de los países nórdicos, ha creado muebles funcionales, de un diseño muy atractivo y lo mejor de todo, su precio. Su precio tan económico se debe a su emblemático paquete plano y su filosofía de «hazlo tu mismo» y gracias a los cuales, los ciudadanos de todo el mundo pueden decorar sus casas, o mejor dicho, sus repúblicas independientes, siguiendo las reglas de las tres B: bueno, bonito y barato.
Vintage
Al pensar en IKEA pensamos inmediatamente en modernidad sin darnos cuenta que ha sido el creador de muchos objetos con un diseño muy aclamado y ésto es un error. Al ver los catálogos de las décadas pasadas se nos ponen los dientes largos y empezamos a salivar admirando el diseño de alguno de sus productos. Esos comedores ye-yé con tonos de vitamina de los años 70, las estantería estilizadas modulares de los años 60 y esas butacas orgánicas de los años 50 fueron creadas por escandinavos ya que IKEA no reparó en gastos contratando a varios de los mejores diseñadores del momento como Gillis Lundgre, Lennart Ekmark, Johan Huldt, Erik Worts o Karin Mobring.
Desafortunadamente muy pocas se conservan hoy en día, ni siquiera la propia IKEA guardó ejemplares. Esta escasez y el diseño especialmente inminente ha hecho que muchas de estas creaciones sean un objeto de coleccionismo y especulación en la actualidad. Uno de estos muebles es la mesita Lövet del año 1956 que fue el primer mueble desmontable, la lámpara Telegono de 1970, la silla Vilbert de 1990, etc. Los amantes de estos diseños rascan la red y mercadillos para encontrar estas delicias del diseño y alguna ya se ha vendido en subastas por precios desorbitados.
Así que guardad todos vuestros muebles de IKEA, porque ¿quién sabe?