Estanterías de cremallera, prácticas y baratas

Las estanterías de cremallera llevan ya muchos años con nosotros. Cómodas, adaptables, versátiles y fáciles de colocar, forman parte del equipamiento de muchos hogares. Se pueden usar para organizar el cuarto de la plancha, el garaje, la caseta del jardín… Pero también para vestir una bonita entrada, para instalar un mueble de televisión exprés o para organizar el taller de bricolaje.

Las posibilidades que nos ofrecen para el almacenaje y la decoración son muchísimas. Si queréis saber todo el partido que podéis sacarles a estas prácticas estanterías y aprender cómo se colocan, no os perdáis este artículo.

Atornillar las “cremalleras” a la pared

El nombre de “estanterías de cremallera” se debe a los largueros verticales que se atornillan a la pared, y en los que se enganchan los soportes sobre los que después se apoyarán las baldas. Estos largueros están perforados en toda su longitud, y los orificios les dan un aspecto similar al de las cremalleras de la ropa. Instalar este tipo de estanterías no puede ser más fácil: basta con medir el espacio a equipar, comprar las piezas y presentar los largueros sobre la pared. Una vez comprobado que están perfectamente verticales (lo mejor es usar un nivel láser o de burbuja) y que se encuentran a la distancia adecuada, marcaremos los orificios para los tornillos que sujetarán los largueros a la pared.

Soportes, baldas y accesorios

El siguiente paso es muy sencillo: enganchar los soportes de las baldas (o cualquier otro accesorio: rejillas, barras, ganchos…) a las cremalleras. Los estantes se colocan sobre ellas y se atornillan desde debajo. Si lo que necesitáis es un taller de bricolaje o jardinería, existen sistemas que incorporan encimeras con dos patas frontales, perfectas para crear una mesa sobre la que trabajar con toda la comodidad.

Fotografías: Leroy Merlin y Serie Elfa de Howards.