Recientemente os comentaba en un post anterior la posibilidad de decorar con muebles de color rojo. Siguiendo un poco por esta línea, me he ido fijando en que los muebles pintados con los colores más básicos del círculo cromático (los colores primarios) son complicados de usar en decoración, por lo que a lo largo de los siglos se les ha dado preferencia a los tonos más neutros y suaves.
A excepción de culturas como las orientales, con sus lacados de colores vivos, o las africanas y su uso de la policromía, a lo largo de la historia los muebles no suelen mostrar colores vivos. Una lástima, porque pueden quedar preciosos… Es el caso de los muebles amarillos, casi inexistentes en el espectro decorativo pero con muchísimas posibilidades.
Mejor, sin envejecer
La verdad es que encontrar muebles amarillos puede ser complicado, si exceptuamos quizás los muebles tapizados. Hay buenos diseños en tiendas exclusivas y también Ikea tiene algunos muy atractivos. Pero ya sabéis que siempre tenéis la opción de pintar vuestros muebles viejos o tal vez algunos que compréis en madera sin tratar. Este color agradece sobre todo los acabados lisos y regulares, mates o alto brillo. El estilo envejecido es mejor dejarlo para otros colores: el amarillo reclama modernidad.
Combina con blancos, negros y neutros
En estas imágenes podéis ver algunas posibilidades súper atractivas. La primera foto muestra un bonito biombo de capitoné amarillo que hace juego con el sofá, la mesa y el detalle del marco del espejo. Como veis, el amarillo es mejor combinarlo con blancos, negros y neutros; es la forma de no equivocarse. Los plateados, dorados y grises quedan también estupendos. En las otras fotografías podéis ver un bonito armario retro de estilo moderno, una mesilla de noche llena de encanto (reciclada con pintura) y mi favorito: el banco con patas años 60 tapizado de cuero o skay amarillo cadmio. Si tenéis algo parecido, no dudéis en llevarlo al tapicero para conseguir un mueble tan moderno como el de la foto.