Seguramente que muchas veces habrás visto este interesante acabado para muebles, un clásico del estilo envejecido que no pasa de moda. Si te preguntabas cómo se puede conseguir, deja de darle vueltas porque hoy te lo voy a mostrar. Craquelar una pintura es sencillo y el resultado es un acabado perfecto para objetos decorativos como marcos, pies de lámpara, sujetalibros…
El craquelado consiste simplemente en dos capas de pintura, una de las cuales se rompe para dejar ver la otra por debajo. También puede hacerse con barniz transparente sobre una lámina o pintura, y luego aplicar una pátina para oscurecer las grietas y así dar la sensación de que cualquier imagen tiene cientos de años…
Para conseguir un acabado craquelado como el de los marcos de la fotografía necesitarás pinturas acrílicas (como la clásica “pintura americana” para manualidades) y un kit para craquelar. Estos kits están formados por dos productos y se venden en cualquier tienda de manualidades. Comienza preparando la superficie a pintar, lijándola si es necesario y dando una mano de selladora acrílica. Deja secar y píntala con el color que quieras que se vea por las grietas.
Cuando esté bien seca, aplica el primer paso del craquelador extendiéndolo muy bien. Este producto impedirá que la pintura de base se rompa después. Deja secar perfectamente y da encima una mano de la pintura exterior. Cuando esté seca, aplica por encima el segundo paso: es un producto que se encargará de “encoger” la pintura superior, rompiéndola para crear las grietas características del craquelado. En este trabajo es fundamental leer bien las instrucciones del kit y, sobre todo, respetar los tiempos de secado. Si quieres obtener grietas gruesas y zonas de pintura amplias, aplica generosamente el producto del segundo paso; cuanto más lo extiendas, más fino será el craquelado resultante.