Su auge es imparable: pasan los años y siguen siendo protagonistas de las revistas de decoración, de los pisos más originales y de las colecciones de las firmas más prestigiosa. Los muebles que ahora conocemos como “retro” fueron hace veinte o treinta años auténticos paradigmas de la modernidad, diseños que rompieron con lo establecido y aportaron un toque curioso, diferente y a veces directamente kitsch a las casas.
En los años ochenta y noventa llegó de nuevo el cambio, como siempre ocurre con las modas, y de ser las estrellas de todos los hogares estos muebles pasaron a ser odiados y denostados. Las típicas mesitas para la televisión, los muebles con patas inclinadas… Como los dos ejemplos de las fotos. Hoy día estos muebles vuelven a ser objetos de deseo. ¿Quieres saber dónde los puedes encontrar?
Hay varias opciones para los amantes de la estética “setentera” y “ochentera” en decoración. La mejor y más auténtica, sin duda, es recurrir a las casas de los padres. Quien más, quien menos ha conservado un mueblecito, una librería, un tocador… ¡Solo os queda convencerles para que os los regalen! Una opción menos barata pero más directa es acudir a los rastros y desembalajes. Aunque antes solo se vendían piezas viejas o antiguas, cada vez es más habitual que los puestos cuenten con muebles y objetos decorativos de este tipo. Además, seguro que os saldrán baratos; y no dudéis en regatear.
Muchas firmas de mobiliario han sacado también colecciones inspiradas en la época. Es el caso de los dos muebles que veis en las fotos, de la firma británica Alexander & Pearl. No son precisamente baratos, pero tampoco son para arruinarse; la mesita cuesta alrededor de 300 euros, y la librería, unos 700. Pero todavía nos queda una opción súper interesante: acudir a los rastros de organizaciones benéficas como Reto, Remar o los Traperos de Emaús. No os podéis imaginar la de “tesoros” olvidados que tienen, a precios de escándalo…Y haréis, además, una buena obra. ¿Qué más se puede pedir?