Los muebles convertibles siguen siendo nuestros preferidos. Porque no ocupan apenas sitio, porque son divertidos y multifuncionales, y porque los hay de todas clases. ¡Hasta para hacer deporte! Y si no, que se lo pregunten a Tobias Fränzel, el creador de esta fantástica idea: una puerta que es al mismo tiempo una mesa de ping-pong.
En una casa pequeña a nadie se le ocurriría meter una mesa de ping-pong (a menos, claro, que se trate de un fanático del deporte). Pero la verdad es que es un juego realmente divertido, especialmente para los más pequeños… Y con esta idea, el problema del espacio está solucionado.
Para poder jugar, basta con hacer oscilar el panel central de la puerta hasta colocarlo en posición horizontal. Después, colocamos la red… Y listo: empieza la partida. El único requisito es tener espacio a ambos lados de la puerta para poder moverse a gusto; por esta razón, los niños se sentirán más cómodos a la hora de jugar. Por un lado la puerta es simplemente un panel blanco en el que se percibe el contorno del tablero, mientras que por el otro su acabado verde con una franja blanca central (donde va la red) es un diseño vanguardista y divertido.
La idea es genial, aunque es complicado encontrar esta puerta… Lo mejor es contactar con el mismo diseñador para saber dónde conseguir una. Otra opción es que los amantes del bricolaje y los trabajos caseros se pongan manos a la obra y copien el diseño para hacerse su propia puerta: algo así como comprar un tablero grueso de aglomerado, dibujar el contorno y recortarlo con sierra de calar. Después habría que pintar la tabla recortada y volverla a colocar con dos bisagras de cilindro; y para terminar, montar una puerta a partir del tablero.
Es un trabajo bastante complicado, así que si no estás por la labor, puedes contactar con Tobias Fränzel a través de su página web.