Los muebles orientales, sobre todo los de estilo antiguo, nunca pasan de moda. Hay una razón para esto: su diseño es sencillo y muy básico, con líneas rectas y superficies lisas que se adaptan a la perfección a las nuevas tendencias minimalistas. Quedan perfectos mezclados con muebles contemporáneos en materiales de vanguardia como el metacrilato, el acero…
Desafortunadamente estos muebles tienen un gran defecto: su precio. Las antigüedades son carísimas y también las reproducciones. Pero si tenéis algún mueble sencillo que queráis renovar para que quede tan bonito como el de la foto, podéis conseguirlo con poco esfuerzo.
Para realizar este acabado con ese toque envejecido tan interesante, en primer lugar necesitaréis un mueble lo más liso y de líneas rectas posible. Hay que aplicar una mano de selladora acrílica con rodillo y después dos manos más de esmalte sintético negro satinado o mate. Una vez bien seco, será el momento de extender la primera capa de pintura roja: mi consejo es que utilicéis un esmalte-laca satinado. Podéis extenderlo con una brocha plana de buena calidad, y al mismo tiempo ir retirando la pintura por zonas (en las esquinas, los cantos…) con un paño humedecido en aguarrás.
La idea es que el color negro aparezca por algunas zonas, de forma que el mueble parezca envejecido. Cuando la primera mano de rojo esté seca, es el momento de dar la segunda capa con rodillo de esmaltar y retirando de nuevo la pintura por las mismas zonas. Cuando la laca esté seca, podéis intentar sacar un poco más la base negra frotando la superficie con lija nº 400. Para terminar, extended una mano de pátina de cera (una lata de cera incolora derretida mezclada con un tapón de betún de Judea) sobre el lacado, dejad secar una hora y sacad brillo con un paño que no suelte pelo.