No me cabe ninguna duda de que vais a reconocer de inmediato estas curiosas sillas. Efectivamente, son esas sillas de plástico rígido de toda la vida que se utilizan en bares y terrazas, y también en casas particulares, para amueblar zonas de exterior. Su diseño no ha cambiado desde hace años y se pueden encontrar en distintos colores, aunque lo más habitual es que sean blancas o verde oscuro.
Sin embargo, en este caso las sillas cuentan con un “toque especial” que las convierte en artículos llenos de encanto, diversión y sentido artístico. Se trata de la serie Monobloc, creada por Bert Loeschner.
Entre el diseño y el arte
Antes de que empecéis a buscar un enlace para saber dónde comprar estas encantadoras sillas, lamento decepcionaros: no están a la venta porque en realidad no son muebles, sino una serie de objetos a medio camino entre el arte y el diseño, creada por el talentoso creativo alemán. El proyecto se basa en la “infame silla de jardín” (son palabras suyas, no mías) y su relación con la cultura del diseño y el mobiliario. Loeschner ha creado una serie de obras muy particulares que en ocasiones son funcionales, mientras que en otros casos son meramente artísticas.
Nombres divertidos… Y descriptivos
En las imágenes podéis ver algunas de divertidos títulos: “Colegas”, “Waterproof”, “Mecedora” (literalmente, “silla que se balancea”; es la que cuelga a modo de columpio), “Mayordomo”… El diseñador las ha creado a partir de sillas de plástico corrientes, moldeando el material con la ayuda del calor. Quizás alguno de vosotros esté pensando en animarse a hacer algo parecido, con la ayuda de una pistola de calor… No es mala idea, si se dispone de algunas sillas de este estilo que se puedan «estropear» hasta conseguir el resultado desead. Si lo conseguís, no dudéis en contárnoslo. Mientras tanto, seguiremos disfrutando con el talento que despliega la serie Monobloc.